Es un hecho de que en Ecuador habrá una vuelta presencial a las aulas, aún con los embates del COVID-19. Educadores, padres, representantes y las propias autoridades se preparan para esto. Sin embargo, existe cierta incertidumbre sobre la situación de los niños y jóvenes juntos en los salones de clases. Veamos cómo emplear ozono en las aulas puede dar mayor tranquilidad.
¿Por qué usarlo en las aulas?
Los científicos apuestan a los ozonizadores de aire como una muy buena prevención, por lo que han recomendado el uso de generadores de este gas en los salones de clases. Esto con el fin de purificar el ambiente no solamente del coronavirus, sino de cualquier bacteria o virus que pueda en esta situación de pandemia comprometer la vida de nuestros niños.
La Universidad Nacional de San Martín en Argentina considera que el O3 contiene propiedades oxidantes que le permiten eliminar virus, hongos y bacterias al producir una rápida degradación de la pared molecular. Es utilizado para desinfectar aguas, alimentos y superficies, donde ha quedado demostrada científicamente su operatividad.
Además, se puede decir que el «gas azul» cuando trabaja de forma controlada con los equipos especiales, en los que se realizan procesos de ionización, filtración y ozonización logra:
- Desinfectar de manera continua y sistemática el aire. El material escolar que no es de fácil limpieza y las superficies de los salones también estarán protegidas con estos sistemas.
- Desaparición de las variaciones electrostáticas del aire y de las molestias que ellas producen.
- Destrucción total o parcial de los contaminantes químicos que causan mella en las características organolépticas del aire (los malos olores).
- Acaba con las partículas que quedan suspendidas en el aire: polvo, ácaros, polen, bacterias, etc.
- Al usar de manera constante los purificadores en las aulas y demás sectores del colegio (gimnasios, baños, oficinas, pasillos, etc.) estarán libres de bacterias y virus. Así que las personas y niños podrán transitarlos con seguridad.
En las guarderías
El sistema inmunológico de los niños está en pleno proceso de desarrollo. Por ende, cuando ellos se encuentran en ambientes encerrados compartiendo, eso es un ir y venir de gérmenes y bacterias que van cambiando de un cuerpo a otro.
Para nadie es un secreto que los niños se mantienen en contacto directo y se llevan muchas cosas a la boca, entre ellas las manos. Todo lo anterior es un caldo de cultivo para bacterias, virus y demás infecciones que pueden afectar gravemente a los pequeños durante el año escolar. Para evitar esto, lo más recomendable son los purificadores que podrán mantener dichos espacios libres de enfermedades.
Otras recomendaciones
La Unicef ha lanzado una serie de lineamientos dirigidos específicamente a la atención en los centros educativos y relacionados a la pandemia por el COVID-19. El organismo indica que es necesario que los maestros se conviertan en entes multiplicadores del mensaje de prevención: mantener el distanciamiento físico, la higiene de las manos y saber conducirse ante la posibilidad de un estudiante contagiado.
Según el ente internacional, de los maestros dependerá en gran parte que los niños creen conciencia y adopten como norma las reglas más elementales de prevención. Aunado a esto, la implementación de purificadores de O3 en esos espacios cerrados constituye una ayuda considerable para la higiene de los niños.
Siempre han dicho que el colegio es el segundo hogar y ciertamente es así. Los niños deben afianzar esas enseñanzas de la casa en la escuela y una de ellas debe ser la higiene y el cuidado ante el coronavirus. Pero también debe existir responsabilidad compartida ante esta lucha.
Por ello, utilizar generadores de ozono en los salones de las escuelas no puede ser visto como una idea abstracta o un gasto innecesario. Por el contrario, debe ser considerado como una inversión para la humanidad.
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